EL INOLVIDABLE CAMINO DE SANTIAGO DE HALCí“N

Gracias a javi y Sofi aquí­ tenéis la redacción del camino de Santiago de Halcón.

Asique si queréis saber todas nuestras aventuras solo tienes que seguir leyendo esta noticia.

También podeis ver todas las fotos en la galeria de Halcón.

¡¡ S.A.E.U !!

Desde hace cientos de años, millones de peregrinos han caminado en dirección a Santiago con la intención de visitar la catedral donde yace el apóstol. Este año, el año santo Compostelano, el grupo juvenil Halcón ha participado en esta milenaria tradición, emprendiendo el vuelo a Santiago.

Así­ que, impacientes por empezar el camino, nos reunimos en la estación de Valdelasfuentes, donde comenzarí­a un largo viaje (más largo aún para los que no consiguieron dormir) en dirección a Sarria, la ciudad donde comienza la primera de las cinco etapas que recorrerí­amos. En la estación de Chamartí­n los chavales de Halcón concedimos unas camisetas muy especiales a nuestros monitores: Brutus, Nacho, Cris y Tina, y ya que nos iba a acompañar en el camino, Banana). Fue un gran homenaje en el que leí­mos unas cartas en las que expresábamos lo importantes que son para nosotros y en las que les agradecimos todo lo que habí­an hecho por nosotros.

Sábado 29 de Marzo: Sarria-Portomarí­n

Tras salir del tren y tomar nuestro primer desayuno (para algunos, el primer dopaje), dimos los primeros de los incontables pasos que tendrí­amos que dar para completar tan sólo la primera etapa. Todaví­a no sabí­amos lo que de verdad suponí­a recorrer 22 kilómetros. Empezamos a marchar con muchas ganas, disfrutando del paisaje y conversando tranquilamente con nuestros compañeros. La primera cuesta del camino nos recibió con dureza, pero nuestros ánimos no serí­an abatidos tan fácilmente.

Ese dí­a nuestros monitores nos propusieron una prueba: hacernos una foto en el mojón de los cien kilómetros. Nos la hicimos con mucho gusto, pero nos gustó aun más la parada que hicimos para sacarla. El resto de la etapa transcurrió con normalidad, a excepción de dos peregrinas que por poco consiguen seguir una ruta alternativa a ninguna parte. Afortunadamente, todos logramos llegar a Portomarí­n sin perdernos.

Una vez llegamos al albergue nos duchamos, comimos y descansamos a conciencia. Más tarde, nos reunimos para hacer una dinámica sobre los aspectos de nuestra vida que nos impiden ser mejores personas y si estarí­amos dispuestos a remediarlos. También nos dedicamos a comenzar una competición sobre quién consigue tener más sellos en la credencial. Algunos hicieron un gran avance pasando de un bar a otro recibiendo sellos. Todos eran prácticamente iguales, pero la cuestión es que iban por delante.

Para acabar el dí­a, cenamos y nos acostamos en las camas en las que tanto pensábamos mientras caminamos.

Domingo 28 de Marzo: Portmarí­n-Palas de Rei

El 2º dí­a de la etapa comenzó a las 6.30 de la mañana. Todos nos levantamos medio dormidos, calentamos un poco  y desayunamos en el albergue con lo que habí­amos comprado el dí­a anterior.

Esa mañana hací­a mucho frí­o y todaví­a era de noche. El camino se hizo un poco duro, encima empezamos con una cuesta considerable, lo que marcó el ritmo de la etapa. Durante el camino í­bamos hablando sobre quienes querí­amos ser en el futuro, cómo nos veí­amos. Mientras andábamos coincidí­amos con compañeros que iban a nuestro mismo ritmo y aunque en ciertos momentos no se hablara, ni se cantara, notar la presencia y el apoyo de alguien daba muchos ánimos para continuar caminando. Pero el camino es muy largo y también hay momentos para hablar con uno mismo y reflexionar.

Al final de la etapa hicimos unos 24 Km y al llegar al albergue nos fuimos a las duchas enseguida y por suerte todos tuvimos agua caliente. Más tarde nos fuimos a comer y luego hubo tiempo para revisar los pies, ya que las primeras ampollas empezaban a dar la cara; después podí­amos echarnos una siestecita o jugar fuera al solecito. Esa tarde hicimos una dinámica muy interesante, consistí­a en escribirnos una carta escrita por nosotros para recibirla dentro de 10 años ¿cómo seremos?, la verdad es que dio mucho que pensar. Por último nos fuimos a cenar, mientras veí­amos cómo el Atleti metí­a goles al Madrid y los atletistas en el restaurante se emocionaron, a pesar de que terminaran perdiendo el partido. Al final del dí­a nos fuimos a la cama y todos caí­mos redondos y ya sólo podrí­a despertarnos  el inicio de la segunda jornada.

Lunes 29 de Marzo: Palas de Rei-Ribadiso

Al fin llegó la tercera jornada, la más larga. Habí­a llegado la hora de someternos una etapa de 26 kilómetros. Si las anteriores nos habí­an costado, está nos lo harí­a pasar mal. Pero aun así­ nos pusimos en marcha con fuerza, concentrados en cumplir nuestro objetivo. Aunque esta vez, empañado por la lluvia, sobre todo para los que llevan gafas.

Fueron quince los kilómetros que recorrimos hasta Melide, la ciudad que marcaba la mitad de la etapa. Llegamos al restaurante donde nos encontrarí­amos para descansar bastante separados, ya que por una parte estaban las personas normales que se cansaban y, por otra, unos motivados a los que no les importaba la distancia que tení­an que recorrer, sólo toda la Coca-cola que podí­an beber.

Después de descansar un rato, volvimos al camino con ganas de seguir, sobre todo con ganas de que los próximos 11 kilómetros se hicieran amenos. Así­, con gran í­mpetu, avanzamos a través de la lluvia hacia el albergue donde podrí­amos descansar. Ese dí­a la motivación se podí­a palpar. Tanto era así­, que tres peregrinos se aburrieron y decidieron prolongar la etapa, atravesando un bosque y llegando a un pueblo dejado de la mano de Dios, donde se dieron cuenta de que se habí­an perdido, y dando la vuelta hasta volver a la ruta correcta, completaron el extra de cinco kilómetros que tanto les gustó.

De repente, los halcones rezagados reciben una noticia espeluznante, quedaban pocas plazas del albergue y  tení­an que apretar el paso. Puede que lloviera y que estuvieran cansados, pero lo que hicieron esos peregrinos no lo hizo nadie nunca. Si hubieran hecho autoestop habrí­an tardado lo menos diez veces más. Hasta la más lenta de todas, que parecí­a una persona subida a unas ampollas, hizo los últimos kilómetros corriendo, sorprendiendo a todo el mundo, y más a la persona que la acompañaba.

Al final pudimos reservar una cama y algunos radiadores para secar nuestra ropa. También nos dimos la ducha de nuestras vidas. Todo el frí­o que tuvimos al caminar desapareció bajo aquellas alcachofas infernales que nos cocieron sin piedad.

El resto de la tarde lo invertimos en comer, someternos a revisión médica (centrándonos en los pies y sus ampollas) y en reflexionar sobre si somos capaces de ver los problemas desde otra perspectiva. Además se entregaron cuatro boinas más a Charlie, Marta, Rocí­o y Elena. ¡Muchas felicidades!

Rematamos el dí­a con una agradable cena y con el esperado abrazo de nuestros sacos. El descanso nos hací­a mucha falta ese dí­a, y supimos aprovechar ese ansiado momento.

Martes 30 de Marzo: Ribadiso-Arca do Pino

Cuando el despertador sonó a las 6:30 no nos lo podí­amos creer, otro dí­a más. Lo bueno es que esta era la penúltima etapa y hoy sólo tení­amos que andar unos 21 Km. Después de desayunar en el restaurante cogimos los chubasqueros porque el dí­a prometí­a y la verdad es que no defraudó, ya que no paró de llover en toda la jornada. La prueba del dí­a era que cada vez que alguien dijera «mañana» , el resto tení­a que gritar ¡¡Santiago!!

Durante el camino, a pesar de la intermitente presencia de la lluvia, tuvimos tiempo de sobra para saber cuáles eran los gustos y las aficiones de nuestros amigos. Aunque creí­amos que nos conocí­amos, hubo bastantes sorpresas. Al llegar a Arca do Pino nos duchamos, pero el agua caliente no duró para todos. Para recargar nuestras fuerzas comimos genial y luego curamos las últimas ampollas, ya que mañana estarí­amos en Santiago.

Por la tarde tuvimos nuestra última dinámica del camino, pero la más intensa. Cada uno decí­a las cualidades positivas de un compañero y el resto lo completaba con más virtudes. Por último, dicha persona decí­a cual era su mayor defecto. La dinámica se nos fue de las manos y tuvimos que terminarla cenando en el restaurante. Al final prácticamente todos lloramos hasta deshidratarnos, porque fue muy emocionante que tus amigos, después de 5 años volando juntos y 5 dí­as caminando, después de horas de cansancio, de dolor, sueño, ampollas… te digan tus cualidades y que tu sueltes todos esos sentimientos que tenemos encerrados en nuestro interior, reconozcan lo mejor de cada una de esas personas que tienes a tu alrededor, lo cual es verdaderamente gratificante. Por último nos fuimos corriendo a la cama, ya que al dí­a siguiente nos í­bamos a levantar a las 5 de la mañana.

Miércoles 31 de Marzo: Arca do pino-Santiago

Y así­ fue como llegó la última etapa, en la que llegarí­amos a Santiago de Compostela pasando por Monte do Gozo. Hicimos dos grupos: el de los normales y el de los rápidos. El primero saldrí­a del albergue a las seis de la mañana y el segundo a las siete.

A pesar del cansancio, ésta fue con seguridad la mejor etapa de todas. La velocidad que llevamos fue digna de admiración. Pero lo mejor de todo fue la actitud con la que hicimos la etapa. Nuestros gritos y cánticos resonaron sin cesar mientras caminábamos con nuestro objetivo al alcance de la mano. Tení­amos tantas fuerzas que algunos subí­amos las cuestas más empinadas corriendo. Es una lástima que algún desafortunado pensara que Monte do Gozo era sólo una de las cuestas más empinadas, cuando todaví­a no lo habí­amos alcanzado. Le compadezco en su desilusión.

Al reunirnos todos en la capilla de Monte do Gozo, nos hicimos una de las fotos más importantes de la historia de Halcón, con nuestras camisetas, pañoletas y boinas. La vista de la gran ciudad de Santiago de Compostela desde el Monte do Gozo realmente hace que este lugar merezca ese nombre. El panorama del grandioso objetivo que llevábamos persiguiendo todo este tiempo aparecí­a ante nosotros, engrandeciendo el espí­ritu de todos nosotros y haciendo que olvidáramos todos nuestros males.

El resto de la etapa transcurrió muy rápidamente. Entramos en Santiago y avanzamos hacia la catedral sin dejar de gritar y cantar, hondeando nuestra bandera y finalmente, apareciendo todos juntos a la plaza de L’Obradoiro. Ese momento fue el mejor del camino con mucha diferencia. Todos saltamos, nos abrazamos y nos hicimos unas fotos que nunca olvidaremos.

Esa tarde nos dieron la Compostelana, fuimos a la misa del peregrino, abrazamos al santo y visitamos la tumba del apóstol. Fue el gran final de nuestra peregrinación, de nuestra aventura. Bueno, serí­a el final si no contáramos que salimos a la caza del souvenir y que todaví­a tení­amos que coger el tren de vuelta a casa, con un retraso de dos horas (gracias a la oportuna huelga de Renfe)  que aprovechamos todo lo que pudimos bromeando, durmiendo o haciendo el samurái en la estación.

Este es el final del mayor logro de Halcón hasta la fecha. Pero esto no acaba aquí­. Ahora con más seguridad que nunca, Halcón va a volar verdaderamente alto.

SIEMPRE AMIGOS EN UNIí“N…HALCí“N.

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